Nuestros niños y niñas tienen derecho a una vida plena basada en el Buen Trato, llena de libertad, amor, cariño, afecto, comprensión, respeto y tolerancia. Sin embargo, actualmente muchos de ellos sufren situaciones que ponen en riesgo su desarrollo integral y le impiden vivir plenamente; episodios de violencia que afectan negativamente su salud, el desarrollo de su inteligencia, su capacidad para tomar decisiones correctas en su vida adulta, así como sus habilidades para controlar las propias emociones y convivir con otros de manera saludable.
Algunas de las situaciones violentas por las que atraviesan muchos niños y niñas en el país y el mundo se expresan en los siguientes datos:
- Mil millones de niños sufren algún tipo de violencia en el mundo
- Seis de cada 10 niños y niñas son castigados con violencia física y/o psicológica
- Ocho de cada 10 víctimas de abuso sexual son niñas
- El 13% de los niños y niñas se encuentran trabajando en lugar de estar en la escuela.
- 28 de cada 100 niños y niñas están casados o viven en pareja.
- Dos mil niños y niñas en RD no tienen hogar.
Para cambiar esta realidad necesitamos empezar por nosotros mismos. Por ello, debemos utilizar mejores formas para educar a nuestros hijos e hijas, para que estén libres del ejercicio de la violencia.
Es importante que la forma en la que nos relacionamos con ellos y ellas esté basada en una Crianza Positiva. La Crianza Positiva es educar con firmeza; motivándoles a ser respetuosos y responsables; desarrollando sus habilidades, capacidades y comportamientos requeridos para la vida. La Crianza Positiva se fundamenta en el respeto y el buen trato absoluto hacia los niños y las niñas, para tengan una vida plena.
¿A qué nos comprometemos al firmar el Acuerdo por el buen trato?
- A entender el comportamiento de mi hijo o hija en lugar de juzgarlo. Antes de regañar, voy a reflexionar. Recuerda hacerlo siempre de manera positiva y afectiva.
- A comunicarme asertivamente. Hablaré con mi hijo o hija, para saber lo que él o ella siente y conocer las razones de su comportamiento. Le escucharé sin juzgarle. Y, estaré cerca para crear confianza entre ambos.
- A ser empático. Antes de juzgarle, me pondré en sus zapatos, trataré de entender sus pensamientos, sus sentimientos ante cualquier situación que ocurra, para tener una mirada más amplia y no encerrarme únicamente en lo que pienso como adulto.
- A encauzar el comportamiento incorrecto de forma respetuosa y amorosa. En vez de subir la voz, hablarle en tono irrespetuoso o castigar con golpes a mi hijo o hija, le hablaré en un tono firme y afectuoso, explicándole las razones de por qué esa conducta es incorrecta. Demostraré mediante acciones y palabras el amor que siento por mis hijos e hijas. Estaré presente en cada momento de su vida.
- A colaborar mutuamente. Comprenderé que mi hijo o hija es parte activa en su propia educación. Por eso le daré la oportunidad de compartir sus ideas y opiniones conmigo. Compartiré con él o ella pequeñas tareas y responsabilidades que le permitan desarrollar capacidades esenciales para la vida, tomando en cuenta su edad.
- A establecer acuerdos y límites. Compartiré con mi hijo o hija las reglas del hogar, permitiéndole que pueda opinar sobre algunas pautas en un espacio de negociación mutua y dando ejemplo, para que en un futuro puedan tomar sus propias decisiones y asumir sus responsabilidades en la vida.
- A proteger a mis hijos e hijas y a los demás niños y niñas. Estaré pendiente a identificar, prevenir y responder a la violencia contra mi hijo o hija y cualquier niño o niña. No toleraré ningún trato violento, degradante o humillante hacia los niños y niñas, esto implica denunciar situaciones de violencia, abuso o abandono ante las autoridades competentes.
¿Te unes a fomentar un trato positivo hacia los niños y las niñas? Firma el pacto ahora mismo ingresando a http://aldeasinfantilessos.org.do/yopromuevoelbuentrato/